15 de
Agosto de 1805: Bolívar y el Juramento en Roma
El día 15 de
agosto de 1805, hacia el atardecer, se produce un hecho sencillo, que ha
entrado en la Historia con calidad de sublime. Simón Bolívar emprendió uno de
sus largos y nostálgicos paseos en compañía de Simón Rodríguez.
El lento paseo
lo condujo hasta la cumbre del Aventino, el Monte Sacro de Roma.
Una de las siete
colinas de Roma. Caía la tarde y ya habían descansado un poco, allí en lo alto,
podía admirarse en la serenidad de la tarde la ciudad a los pies del monte.
Rodríguez y Bolívar se sentaron a descansar. Sus miradas recorrían el amplio
paisaje que se ofrecía ante sus ojos.
Admirando aquel
panorama, a Bolívar le vino el recuerdo del campo y el paisaje venezolanos, y
pensando en los plebeyos conducidos por Licinio hasta aquel monte, recordó a su
país ansioso también de libertad y en voz alta y firme, para que le oyeran sus
acompañantes, con los ojos encendidos como dos llamas, se puso en pie, se
aferró con frenesí a las manos de Rodríguez, cayó de rodillas y dio rienda
suelta a sus pensamientos con una emoción incontenible dijo:
“Juro delante de
usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y
juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta
que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.
El hermoso cielo
romano, teñido con las luces rojas del atardecer, recogió y guardó amorosamente
aquel gran juramento histórico que un joven criollo acababa de hacer en la
cumbre del Monte Sacro y que iba a ser la divisa de toda su vida.
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